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lunes, 11 de agosto de 2014

Setas salteadas

Después de un tiempo sin escribir por unas causas o por otras; quiero retomar el blog con una receta muy sencilla: Setas salteadas.
De la familia de los hongos, las setas tienen un alto contenido en nutrientes y bajo aporte calórico, ideal para quienes quieren mantener la linea.
Para nuestro plato necesitamos unas setas frescas y que se vean con buen aspecto. 
En este caso, son las que encontramos en el mercado, que son de criadero, pero quieren imitar a la seta de chopo que hace unos años abundaba tanto en las riberas de los ríos, dónde había muchos de estos árboles, hasta que llegaron ciertas plagas y enfermedades que fueron reduciendo su número poco a poco y por ende los hongos que se criaban junto a ellos.
No soy muy amiga de poner cantidades así cada uno calcula lo que quiere; pero para este salteado podemos utilizar medio kilo de setas, cebolleta picada, un ajo y un poco de jamón serrano. Se pueden hacer sin el jamón pero le da un toque.
Es muy sencillo, picamos los ingredientes y en una sartén con un poco de aceite de oliva ponemos la cebolla a pochar. Poco después añadimos el ajo para que se dore junto con la cebolla, y cuando se vea que están dorados echamos el jamón picado en trocitos. Lo movemos con la cuchara de madera para que se rehogue, e incorporamos las setas también troceadas. Salpimentamos.
Si tenéis un vino blanco seco o un brandy podéis echar un chorrito que le da muy buen gusto, y lo dejáis que cueza como 10 o 15 minutos según la calidad de las setas.
No necesitan mucha cocción. Espolvoreamos con perejil picado y ¡listo!

Consejos:
  • Las setas no hace falta lavarlas mucho, desde luego no introducirlas en agua. Yo las paso con un paño húmedo o si están muy sucias las lavo una a una debajo del grifo; pero luego las pongo en un paño limpio a secar. Para cocinarlas tienen que estar bien secas porque siempre sueltan agua y pierden sabor. 
  • Por otro lado, os recomiendo utilizar perejil fresco ya que tiene mucho más aroma que el seco. Y como sé, que esto no es siempre posible, yo lo que suelo hacer es lavarlo, secarlo bien, picarlo con unas tijeras dentro de un tarro de cristal y finalmente congelarlo en el mismo tarro. Así tendréis perejil fresco siempre que lo necesitéis. 


No os vayáis que vamos a utilizar este plato para hacer otro.  ;)


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